domingo, 18 de enero de 2015

Carisma y Misión de la Orden de la Inmaculada Concepción

Nuestra vida, en la Orden de la Inmaculada Concepción, siguiendo el ejemplo de nuestra Santa Madre Fundadora, Beatriz de Silva, está orientada prioritariamente a la oración contemplativa. Cristo es nuestra primera y principal ocupación. La oración es el centro de nuestra vida, una oración llena de amor a Jesucristo, nuestro único Esposo. Todas las cosas temporales, y el trabajo en particular que realizamos, nos sirven de medios para acrecentar nuestro espíritu de oración y devoción.
 Nuestra vida contemplativa, está centrada en la Persona, en la Vida y Palabras de Cristo el Señor, desde su concepción y nacimiento hasta su muerte y resurrección. Él es nuestro gozo y la fuerza que sostiene y da sentido a nuestra vocación contemplativa ayer, hoy y siempre.
Un rasgo típico de la oración concepcionista franciscana es la “Alabanza amorosa al Señor”, que a ejemplo de Santa Beatriz y San Francisco, las Concepcionistas no podemos olvidar el universo entero que lleva impresa la huella de su Creador, a través de sus obras. También la “Oración de Intercesión” está viva en el corazón de las Concepcionistas, que a pesar de vivir en la clausura monacal, nuestra mirada se dirige con bondad a todos los hombres, al mundo, a la Iglesia. Todas las penas de nuestros hermanos tienen acceso a nuestra alma. Oramos por los pecadores y, acogemos a los afligidos, a los pobres que acuden esperando de nuestra oración, de nuestras palabras un consuelo para sus miserias. Nuestra vida de Concepcionistas, tiene muy presente este aspecto de oración a favor de la Iglesia y del mundo; pues éste es nuestro apostolado peculiar dentro de la Iglesia.
Nuestra vocación en el claustro no aísla ni cierra al amor de los que tenemos cerca ni de todos nuestros hermanos que están lejos. En la jornada diaria de una contemplativa es constante el recuerdo orante, el recuerdo vital pidiendo al Señor derrame sus bendiciones y gracias abundantes en nuestra situación histórica, en las realidades que entretejen nuestra vida de cada día.
Si las prisas nos envuelven procuramos hacer un alto en el camino, hacer silencio en nuestro interior para escuchar la voz de Dios que nos habla de otros valores que no son de este mundo, para encontrarnos a solas con Dios. De ahí nace el valor de la vida contemplativa.
Nuestra Orden, abraza la vida de pobreza, humildad, penitencia y caridad, siguiendo las huellas de pobreza y humildad de Jesús, nuestro Divino Esposo y, de María Inmaculada, de quien nuestra santa Madre Fundadora fue tan devotísima y fiel imitadora de todas sus excelsas virtudes. La Santísima Virgen María, después de Cristo, ocupa un lugar privilegiado en la vida personal de cada concepcionista.
Además, en nuestra vivencia radical del Evangelio, la comunión fraterna está fundamentada en el gran amor que Dios nos tiene y, en amar y cuidar a cada una de nuestras hermanas, con el amor solícito con que Cristo nos ama a cada una. La vida fraterna es, pues, muy importante en nuestra vida contemplativa, porque es ¡un sublime don vivir en Fraternidad!, en la que la variedad enriquece la unidad y conduce a una vivencia auténtica de familia cristiana, como hijas del mismo Padre, hermanas en Cristo por la savia y comunión del Espíritu Santo.
Para el mundo de hoy, la vida contemplativa en clausura es como un signo de contradicción. Pero a pesar de todo, existe todavía, una gran estima por esta forma de vida; pues, ¿qué sería del mundo y de la Iglesia sin la existencia de la vida contemplativa?, sería como un cuerpo sin pulmones o como una ciudad sin pararrayos. Además, la iniciativa de nuestra vocación, la tiene Dios; es Él Quien llama y espera de nosotras una respuesta libre y radical.
Nuestra vocación de contemplativas, por tanto, es un don del Señor para bien nuestro y de toda la Iglesia. Y con esta ilusión vivimos en el silencio, en la soledad y retiro del mundo, teniendo muy presentes las necesidades de nuestros hermanos los hombres por las cuales oramos constantemente.
Estamos, pues, consagradas a Dios para contemplar y celebrar su amor y salvación; y es por eso que dedicamos el tiempo más precioso del día a la liturgia, a la contemplación y a la oración: contemplamos, cantamos y celebramos la gloria y salvación de Dios. El amor a Dios y a la Iglesia es el secreto de nuestras vidas; amor que se transforma en oración, en canto y contemplación; pero también es trabajo intenso: Hoy fundamentalmente nos dedicamos a la repostería, venta de hostias y a la confección de ornamentos sagrados.
En Conclusión: La vida contemplativa: es encontrarse con Jesús de forma permanente, es dejarse encontrar por el que antes has sido tú misma encontrada; ir tras Él, en lo más simple y cotidiano de la vida, ahondando en ello, reconociendo a Dios incluso en la rutina, en la monotonía de todos los días; contemplarlo no sólo en esos tiempos que dedicamos exclusivamente a la oración, sino en la simplicidad de lo que va aconteciendo, en el rostro de las Hermanas, en el trabajo, en el estudio y la formación, en la cruz de las limitaciones, etc. Todo esto no es sino un proceso que desemboca en la vida teologal, es decir, en la experiencia única de que Dios vaya siendo más Dios en ti y tú más tú en Él.
     Dios nos ha hecho un gran regalo a todas las contemplativas y contemplativos del mundo: Dios nos ha llamado exclusivamente para permanecer con todos en Él… ¡Tú también puedes ser una de ellas! ¿Qué esperas? ¡Decídete y dile Sí a Cristo que te espera! ¡No tengas miedo, Él te dará las fuerzas necesarias y las gracias que más necesites para serle fiel hasta la muerte! ¡Tú dile sí y Él pone lo demás…!

 ¿cómo se ingresa a la Orden de la I.C.? ¿A dónde se llama y con quien se habla para entrar al Monasterio?
Querida joven, si tú sientes en lo más íntimo de tu ser, este ardiente anhelo de entregarte sin reservas al servicio exclusivo de Dios, en un estilo de vida más radical como el nuestro, a través de la oración incesante, oculta, silenciosa y escondida a los ojos del mundo para ser sólo vista por Dios, para la salvación de todas las almas, ¡no lo dudes más y ven a hablar con nosotras! ¡Te esperamos en el Jr. Guillermo Urrelo 880 de esta ciudad de Cajamarca! ¡Estamos dispuestas a brindarte todo el apoyo espiritual que necesitas para discernir tu vocación! Contáctate con Madre Abadesa, María Ángeles Castro. Llámanos al 363490 a partir de las 9:00 am hasta antes de las 12 del medio día y por las tardes de 4:00 pm. a antes de las 6:00 pm o escríbenos al E.mail: concepcionistas-cajamarca@hotmail.com
Después de establecer contacto contigo, a través de entrevistas personales, te podemos permitir  ingresar con nosotras para realizar una experiencia vivencial de nuestro carisma y misión concepcionista, por un período de 1 mes a 3 meses, si tú así libremente lo decides.
¡Ya lo sabes! ¡Nuestras puertas están abiertas para ti! ¡Nosotras te esperamos, y Cristo te necesita! ¡Arriésgate sin vacilar! ¡De verdad, vale la pena optar por Cristo y por su Reino! ¡Él es nuestro único Tesoro y nuestra infinita recompensa! ¡Él nos llena plenamente y nos hace felices eternamente!


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